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Discurso candidato a personero 2020

Actualizado: 28 feb 2020

Cuando me pidieron escribir este artículo, un sinnúmero de dudas e ideas sobre lo que podía desahogar en el mismo aturdieron mi mente, en realidad el punto de este escrito debería ser ¨promocionarme¨, cosa de la cuan han constado estas dos largas y agotadoras semanas, pero la ¨promoción¨ en sí misma no es tarea para nada fácil y me ha llevado a cuestionarme un mar de cosas.

Podría plasmar aquí el discurso de ¨Hola chicos, mi nombre es Sergio Castellanos, tengo 16 años y soy aspirante a la personería de este año¨, pero me parece más importante contarles un poco del porque llevar mi mensaje por los salones, ha desatado en mí, tan enorme auto cuestionamiento con tintes un poco filosóficos, compartirles así lo que he concluido y de paso hacerme un poco de ¨promoción ¨.

En primer lugar, el ejercicio de convencer al otro de que lo ¨bueno¨ que eres, te lleva a cuestionarte si de verdad eres el indicado para el cargo aptitudinalmente hablando, algo así como cuando crees que conoces una palabra, pero de repente te piden que la definas y en ese momento te das cuenta que en realidad no sabes bien que significa.

Eso me sucedió, porque estoy muy seguro de que tengo una capacidad comunicativa fuerte, que sé encaminar las ideas a proyectos pragmáticos y que tengo un componente de liderazgo sólido, entre otras cosas, pero me queda la duda de si esto es suficiente o me hace de cierta manera mejor que mi contrincante, y pude deducir que la respuesta muy seguramente era no, que soy un estudiante como cualquier otro, con falencias, momentos de estrés, e infinidad de imperfecciones, pero me recordó además que esto mismo fue lo que me llevo a proponerme el reto de aspirar a la personería, que desde la perspectiva de un estudiante común y corriente pudiera representar estudiantes extraordinarios que tienen tantos sueños, imperfecciones y falencias como yo.

Luego, viene la cuestión de las propuestas y a medida que paso por los salones, las memorizo con más autómata precisión ¨Las tres propuestas ambientales: Separación de basuras, vasos reutilizables en las cooperativas y fundación botellitas de amor, luego la música de los descansos, los eventos externos: “Cuídate, parce” y “Nosotras”, para algunos grados conversatorios vocacionales y modelos externos de la ONU y si es primaria la de personero por un día¨.

Pero, en el ejercicio de repetir ocurren dos cosas, una que cada vez recuerdo todo lo que debo hacer para cumplirles a aquellos que podrían depositar tu confianza en mí, las cosas que ya he adelantado y aquellas que están en proceso de construcción, se me ocurren además formas de ejecutar los proyectos que antes quizá no contemplaba, y solidifico en mi mente todos los planes de acción inmediatos, inmiscuido ya en un proceso de autoevaluación.

Y la otra cosa que ocurre es que los oyentes también hablan, aportan ideas diferentes a las que estoy exponiendo, piden que si quedamos electos tratemos de hacer esto o aquello y en muchos de los casos son ideas completamente coherentes y concisas, lo que me recuerda el hecho de que yo solo expongo ideas desde mi punto de vista particular y que escuchar al estudiantado me lleva a entender que, de llegar a ser personero no solo cargaré con la responsabilidad de intentar gestionar mis propuestas, sino también la del resto de los alumnos.

Luego, en tanto uno ha expuesto lo que tenía que decir, sale de los salones y culmina un día de campaña en donde afortunadamente, me queda una percepción de apoyo y aceptación por parte de los estudiantes, porque he intentado inyectar todas las energías que tenía, pero me invade y asusta la idea de que quizá pueda ganar, porque de perder todo se quedaría en un bonito proyecto que pudo ser y ya, pero ¿Qué sucede si gano? Materializar esta aspiración inmensa que tengo, digo que me asusta, porque cuando pienso en ganar entro en conciencia de toda la responsabilidad que me correría cuesta arriba, de cumplir mis proyectos personales, rendir académicamente y además de todo, representar a mis compañeros estudiantes e intentar no defraudarlos como muchos han hecho, y caigo en cuenta de que a pesar de lo difícil del camino y el miedo que me cause, pesa más el amor y pasión que tengo puesto en este proyecto, el mismo amor y pasión que me llevaron a postularme.

Así, que a portas de culminar estas dos semanas, tan largas como mil años, pero a la vez tan efímeras como la décima parte de un instante, cansadas como trasladar un millar de bultos de papa pero tan gratificantes como ganarse la lotería, y a días de conocer los tan anhelados resultados, pude entender que pase lo que pase, esta experiencia me abrió la mente y me deja una satisfacción inigualable.

Sergio Castellanos




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